Crónica sexta
De Puigcerdà a Coborriu de la Llosa
Buenos días amigos!
Como os adelanté en el post anterior la noche la pasamanos con dos figuras ejemplares Diana y Narcis que tras hospedarnos, hacernos de guía, subirnos al ascensor municipal para ir de Puigcerdà bajo al alto donde quedaría el turismo , nos brindó en casa una cena recuperante con productos naturales de su propia huerta que como diría el Arguiñano rica rica y con fundamento!
Amanecerá en casa de Narcís y Diana y si la cena no hubiera sido suficiente ahora nos esperaría otro gran desayuno con leche de vaca auténtica comprada en una dispensadora automática la cual nos comentó Narcis que la cargan cada día, también nos intentó bromear con que la vaca estaba detrás y la ordeñaban en el mismo momento de echar la monedita pero no coló amigo no coló jejeje
Tras el desayuno Diana cumplió su palabra y también se colocaría su ropilla de faena y su casco para rodar con nosotros, al principio bien, la muchacha se portó y mantenía nuestro ritmo acompañando a ratos a mi padre y a ratos a un servidor que andaba corto de fuerzas, pero poco a poco se fue soltando y apretando (no volveré a decirte ni en broma que puedo más que tú Di, jeje) 25 km y casi 1200 m de desnivel que subiriamos juntos, una cuestecita constante donde incluso tres compañeros ciclistas más acabarían acompañándonos, eso sí… con un poquito de trampa que montaban bicis eléctricas, unos fieras los tíos, bueno todos menos uno que nos contaba que había olvidado recargarle la batería a su bici y le estaba costando cara la broma. Y aquello subía y subía ayyyyyyy omaaaa que cuesta más larga…
Diiiiii si us plau q me lleva “ajogaü”!!!!
Pero no hubo manera estaba más en forma que yo hay que reconocerlo je je, lo de mi acompañante el Yoda no se donde la había dejado pero su fuerza me acompañó poco…
Tras un ligero y chulo descenso, que por cierto ya tocaba, nuestros destinos se separarán junto al pueblo de Meranges donde tocó despedirse y dejar otra buena amistad por estas magníficas tierras catalanas. Mil gracias a los dos.
Por delante todo un camino de subidas y bajadas entre lomas nos esperaría, un terreno escarpado y duro, pero que bien merecía tanto esfuerzo al verte tan insignificante entre tanta montaña. Un terreno que nos hizo sufrir la cacerola de cocido de garbancitos que nos calentamos para almorzar, garbanzo y pedaleo… sí sí lo sé… pero es lo que quedaba en las alforjas y a estas alturas de la ruta te comes a tu padre con con papas.
Iría llegando el anochecer y con ello la búsqueda de un techo estrellado para dormir. Una pequeña aldea y un rincón trás una casa nos brindaría nuestra humilde morada de la jornada y eso fue todo, cenita de espaguetis para no variar y a descansar que al día siguiente tocaba llegar al refugio de Cap de Rec.
Eso es todo día duro y corto kilométricamente hablando pero…
¿quien dijo que fuera fácil?
Pingback: Ruta Uniendo Cabos: Vuelta a la Península – Historias de un Alforjero
Muy buena crónica.
Nos gustó mucho conoceros y poder disfrutar de vuestra compañía.
Ya sabéis donde tenéis una casa. Esperamos poder coincidir en otra ocasión y devolveros la visita.
En vuestro favor, decir que el día de la subida a Guils de Cerdanya, yo estaba fresca como una rosa e iba sin alforjas… 🙂
Un fuerte abrazo a los dos y a seguir sumando kilómetros.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias por tu comentario Diana! y por tanta hospitalidad por supuesto no hace falta decir que ya os quiero ver visitando el sur y pronto en!
Petons i abraçades
Me gustaMe gusta
me ando leyendo las que ya me habia leido cuando te conoci en el grupo de amigos cicloviajeros jajaja ya no me queda nada para ponerme al dia con tus cronicas.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Vivan los buenos seguidores!
Me gustaMe gusta
Y viva la gente como vosotros, por hacer de mis turnos de 13h lo más llevaderos con vuestras crónicas. Por permitirme volar junto a vosotros en una alforja en cada historia que leo. Sois muy grandes 😊😊😊😊 y aquí tenéis a un fan de póster ya
Me gustaLe gusta a 1 persona