
Última Etapa de este particular rodeo por Doñana, siguiendo el trazado alternativo de la Transandalus, un trazado que está diseñado para que en el caso de no coincidir tus horarios con las mareas puedes, llegar hasta Sanlúcar de Barrameda, trazado que como habéis visto lo hicimos circular a nuestro antojo.
Bueno no me extiendo más !
Amanece en Matalascañas, el viejo nos despierta a todos motivado por llegar a casa pronto y rodar por la playa, recogemos pronto, pues y para que sirva de información, para poder circular por la playa tendríamos que comenzar una hora y media antes del horario de la Bajamar previsto para esa jornada.
Todo listo, miramos el reloj, es temprano aun, la tierra aún no está preparada, decidimos pasear tranquilamente por el paseo marítimo de Matalascañas, sin un café previo que nos sirviese para entrar en calor, el paseo acabaría, unos palos clavados en la arena nos informan de que entrábamos en espacio protegido. La estela de nuestros pasos junto al sendero que marcaban las cubiertas de nuestras bicicletas, le iban marcando la ruta preestablecidas a Lola que quedaría por detrás para inmortalizar el momento, un camino dibujado en la arena que pronto abandonaría las huellas de nuestras pisadas para dibujar tres líneas de ruedas.
No estábamos solos, al mirar atrás visionamos la figura de un grupo de 8 locos alforjeros más que seguían nuestros pasos, aminoramos el ritmo para ser alcanzado y nos unimos por un tiempo a ese grupo de amigas y amigos madrileños.
Nuestros caminos se separarían tras unos kilómetros de rodaje conjunto por ese paraíso natural. Una vez solos seguimos nuestra senda tratando de esquivar las olas y las zonas húmedas que la gran marea producida por la Luna Llena había dejado, el chasquido de fósiles conchas quebrándose a nuestro paso y el vuelo de bandadas de gaviotas que abandonan su descanso en tierra a nuestro paso, el saludo de pescadores que por afición y por ganar su jornal se encontraban en ellas, formarían parte de paisaje de este gran momento.
Al fondo el horizonte de arena iba dejando ver una nueva línea de costa, que iría marcando el final de estos 33 km de tranquilidad y semi-soledad, el faro de Chipiona, La Jara y Sanlúcar de Barrameda se dejaban ver en la lejanía, un barco roto en dos entre Salmedina y la Jara, conocido como el «Barco del Arroz» dejaba poco a poco que nos nuestra vista se posara en él.
Una curva y una arena removida y más húmeda de lo normal nos confirmaría que la Punta Malandar, la tendríamos a la vuelta de la esquina, pronto rodaremos junto a unos búnkers que a pesar de ser construido en épocas bélicas para defender el Guadalquivir, alzarían sus banderas blancas, para dejarnos poner el broche a nuestra aventura, la barcaza de Cristóbal pondría en marcha sus motores y zarparía a nuestro encuentro al otro lado de la orilla.

En menos de lo que tarda una ilusión en desvanecerse abandonaremos nuestro embarque para rodar nuestro tramo final camino a tierras Roteñas y dar por concluida nuestra aventura improvisada y expres pero…
¿No dicen que mejores planes son los que no se planean?
Hasta pronto amigos.
Me ha encantado la ruta! Un sitio espectacular y esa pista de arena…. La aventura continua 😎
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Gracias Tenan! Si algún día decides recorrerla aquí tienes unos compañeros de ruta, dispuestos a repetir.
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