
Buenas nuevamente, ¿que os parece si seguimos por donde lo dejamos?
27 de Agosto de 2017 05.00 de la mañana y cansados de dar vueltas sobre un colchón Therm-a-Rest desinflado y lleno de orificios por los que a modo susurrante se escapa el aire comprimido de su interior, ¿Pinchado? Efectivamente… Pero no, no por la minino que había velado por nuestra seguridad, si no por mi propia gata. La noche anterior al viaje, tras comprobar si todo estaba correcto, decidió saltar del sofá al delicado colchón hinchable, con un desenlace que ya os podréis imaginar… a un orificio por uñas aquello tenía más agujeros de los que había previsto reparar.

Pero bueno, aun así se le quiere igual con es carita de bonachona. Sigamos con la crónica:
Como iba diciendo, a escasas horas de la madrugada, con el sol todavía de resaca y la luna apurando su recogida. Montaremos nuestros focos para iluminar aquellas pistas. Soledad y un silencio tan solo perturbado por el chasquido de alguna rama quebrada tras nuestro rodar, estampa que marcaría nuestra senda hasta el límite provincial toledano.
Pronto alcanzaríamos el camino por el que cada final de septiembre cientos de fieles peregrinan bajo las oraciones y rezos en honor al Santísimo Cristo de Urda. No podíamos irnos de allí sin conocer la talla de 1596 del señor de la Mancha; para ello dejaríamos nuestras bicis en el patio interior de la Parroquia de San Juan Bautista, y con el mayor respeto posible, a pesar de nuestros atuendos, nada apropiados para una misa dominical, atravesaremos sus puertas, de frente un hermoso retablo dedicado a su titular San Juan Bautista y Jesús recibiendo el bautismo en las aguas del Río Jordán, sobre el, la imagen venerada. Subiríamos por la escalera paralela al retablo que nos conduciría a las espaldas de la túnica morada de aquel Nazareno de pelo natural, acompañados, por supuesto, por el Hermano Mayor, para qué, como costumbre peregrina, besaramos los pies de la Imagen.
Nuestra ruta seguiría en la búsqueda de otro icono manchego, los molinos de viento de Consuegra, para nuestra suerte, aun seguían bien conservados a pesar de las envestidas continuas de un tal Don Quijote, que al parecer se pensaba que eran grandes gigantes y se empeñaba en luchar contra ellos. Los molinos se encontrarían sobre una loma que nos haría dudar si subirla o contemplarla desde abajo, pero que leches… ya que hemos llegado hasta aquí ¿cómo vamos a echarnos atrás ahora?
– Chico, ¿seguimos que se nos va a hacer tarde?
– Viejo sabes que me da igual donde lleguemos, pero vale, que Toledo nos espera.
Nuestro pedalear seguiría en la búsqueda de la ciudad Monumental de Toledo, tanto hubiera sido las paradas y entretenimientos por el camino, que la noche se alzaría sobre nosotros, una jornada larga, pero con el premio de entrar en la ciudad iluminada y vestida con sus mejores galas para disfrute de unos servidores.
Resto de Fotos de la Jornada (28 fotos más)
Muy buena crónica como siempre lo has bordado
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