La salida desde Baños ha sido un sin fin de emociones.
Un Spa natural de se sensaciones, el puerto de Béjar único, el contraste de la hoja seca otoñal, con un cielo azul veraniego y una nieve sobre los pastos invernal.
Llego a Fuenterrobles de Salvatierra a un albergue de peregrinos que resulta ser casa de acogida, me sirven de comer me invitan a vino, me invitan a pasar la nochebuena con ellos cuanta hospitalidad, esta noche ceno con el padre Blas y un grupo de «desfavorecidos» según la sociedad actual, para mi que los estoy conociendo poco a poco personas de gran corazón que dan todo sin tener nada y sin esperar nada a cambio. Gran familia con la que voy a pasar la nochebuena. Haciéndome sentir como en casa y aunque no este junto a los míos estoy con unas grandes personas
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