Quiero comenzar la crónica agradeciendo a Vicenta, Blas, Alejandro, Tebi, José, Emilio y cada una de las personas que hicieron posible una bonita noche de Navidad con tanta hospitalidad. Gracias!

Salgo y los campos blancos helados  -0,8º marcaba la temperatura de mi eléctrica. Que frío!

Empecé a sacar ropa y ponérmela, tenía más ropa encima que en la alforja y a rodar con dos cuyoms!

Poco a poco el sol fue saliendo y aquella senda inocente se fue convirtiendo en parte de la de La Transpirenaica, ¿muchas cuestas? Qué va la «pesha» de sudar que con tanta ropa no transpiraba nada!!! 6 grados… se está poniendo el día de playa y to! Me va sobrando ropa «to pa dentro» otra ve! Prosigo llego a un punto en el que había flechas la izquierda y la derecha y en mi cabeza una advertencia de Alejandro el hospitalero, «cuando llegues a ese punto no se te ocurra seguir dirección… Tu te mete a la …» Ni idea con el frío no me acordaba de «pa que lao» me dijo así que yo como buena cabra montesa cogí la senda de la izquierda que se prestaba mas empinada y acerté! Que vistas de toda la campiña salmantina! Increíble!

Un abrazo a todos mañana rumbo a Zamora.