«Todo viaje aunque tenga mil leguas comienza con un solo paso»
Así con esta frase de Lao-Tse comienzo la crónica de hoy, una crónica que puede que sea la última de este viaje pero no de esta aventura.
Amanece en Palafrugell, la familia duerme, aprovechamos para desayunar sin hacer ruido y nos ponemos la ropa de faena, la de hoy sería una etapa larga de unos 80 km por varios parques naturales catalanes. Comenzamos subiendo para ir calentando en búsqueda de Tamariu, una subida constante que aún se quedaría con nosotros algún tiempo más, seguirá acompañándonos hasta tierras de Begur, un fuerte viento de componente suroeste, bautizado como Caribi o Lebeche se convertiría durante gran parte del recorrido en aliado y enemigo de nuestro avance a capricho de la senda del asfalto. Lo que no pudo con nosotros sin duda fueron los gruistas de la empresa Santos, que en un sector de nuestra ruta decidieron cortar la calle y plantar un camión-grúa que ocupa hasta las mismas aceras, nada que nos frenase, cuerpo al suelo como trincheras casi tumbados y arrastrando la bici bajo sus enormes patas de apoyo.

Perfil irregular que continuará hasta pasado la Riera, donde el Río Ter nos obligaba alejarnos de la costa dándonos así una tregua en nuestro continuo vaivén de altitudes, rodaremos suaves hasta un segundo parque Natural el de Montgrí, ubicado entre L’estartit y la Escala. El camino por delante en este momento se convertiría en un largo paseo entre espacios parecidos al Delta del Ebro y junto a ruinas romanas de Empúries hasta llegar Roses.

La aventura sin duda ha sido al entrar en el buffet del Hotel donde nos alojamos hoy al tener que lidiar con un autobús del inserso francés y casi salir a macarronazos con el cabecilla del grupo, pantalón rojo camisa blanca y corbata negra con estampados diversos, su cabeza más brillante que un plato «rebañao» con pan. Nos quería quitar la mesa porque la había reservado él, discutible…, lo mejor es con lo que la reservó con un chusco de pan moreno…nos faltó poco pa tirarle la cabeza un par de cigalitas de las que estábamos cenando, si horas antes eran curvas sobre asfaltos, ahora las dábamos sobre las bandejas de comidas y postres del buffet donde comimos hasta reventar poco más os puedo contar por hoy la sangre de mi cuerpo está mas pendiente de digerir la cena que de hacer funcionar mi cerebro.
Mañana será mucho mejor lo prometo!!!!
Feliz Navidad mañana si la burra quiere coronamos Creus
Pingback: Ruta Uniendo Cabos: Vuelta a la Península – Historias de un Alforjero