Desde Deba a los pies del Guggenheim

Capítulo 3. 

¡Kaixo amigos!

¿Comenzamos?
Deba, 06,30 de la mañana,ruidos en la habitación, ¿quién osará despertarme a estas horas? Abro los ojos con la estrechez suficiente para poder comprobar que Min-Ho y Anne, se están colocando sobre las espaldas sus pesadas mochilas y agarrando sus bordones modernos del Decathlon, bordones que ahora se llaman palos de trekking.  A duras penas levanto mi mano y me despido de ellos. ¿A dónde irán estos «chiquillos» a estas horas, si las calles y las farolas aún  están cerradas?

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Ya desvelados, decidimos seguir sus pasos y comenzamos a prepararnos para nuestra salida. La oscuridad aún reinaba sobre Deba, pero la iluminación artificial del lugar nos ayudó a contemplar el río Deba desde otro punto de vista. Una ikurriña que ondeaba en aquel «Portu» quedaría inmortalizada junto a mi fiel compañera, momento que mi padre aprovechó para conversar con un pensionista dando así rienda suelta a su palabrerío mañanero y ya de paso contarle nuestros propósitos del día.
Aquel señor nos recomendó dos salidas, una por la costa y otra subiendo por el monte. Viendo la poca luz, aunque estaba ya amaneciendo, y sobre todo la gran cantidad de tráfico, nos inclinamos por el monte. ¿Error?, ¿sí?, ¿no?, ¿quién sabe…? En ese momento vimos que eso iba a ser lo mejor y seguimos nuestro instinto.

La Ermita del Calvario, aquel nombre ya invitaba a pensar que el camino se presentaría «divertido» para nosotros, pero, ¿tenemos prisa por llegar? ¡En absoluto! Con la mente y la mirada puesta en el alto de aquel cerro comenzamos a rodar y a tomarnos el camino con filosofía y tranquilidad. Por el camino conocimos a dos ancianas que nos animaban constantemente con sus «Aúpa» para seguir avanzando, digo constantemente, porque cada vez que nos parábamos a descansar las señoras nos adelantaban y nos saludaban con algo de  malicia y sentido del humor.

IMG_20161221_110229.jpgUn camino de pista rodeado por grandes troncos perfectamente apilados y a la espera de ser aserrados, nos iría acompañando en nuestro camino a la pequeña población de Larruskain. Una aldea o más bien calle, en la que detuvimos al furgón  del panadero para poder degustar el buen pan de la zona; un «ogia» que por aquí ponen de metro y medio, un pan mucho más elaborado y rico que al que nos tienen acostumbrados en las zonas menos rurales, un pan ultracongelado  que ni por asomo se puede comparar con aquel «ogia» que nuestros paladares y estómagos disfrutaron en aquel merecido descanso. 

img_20161221_094303En la búsqueda de Markina,el macizo de Arno nos obsequió con un cambio provincial, ya que dejaríamos Guipúzcoa para ser recibidos por Vizcaya. Casi sin darnos cuenta y por una carretera al 90% libre de coches, con unos paisajes muy característicos y en contínua bajada, nos colocamos en la trístemente histórica Gernika. Un recuerdo a Picasso, un recuerdo a la historia y   un paseo por sus calles y principales plazas y rumbo a Bilbao.

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Y así, sin más pena ni gloria, llegamos a Bilbao. En esta ciudad nos esperaba Rafa, un compañero de la red Warmshowers y maestro universitario, que nos brindó su casa para que pudiésemos descansar y disfrutar de Bilbao. Tuvimos la suerte de que Rafa nos mostrara su ciudad, su catedral de nombre Santiago, sus calles o mejor dicho «Kaleas», el Arenal y su ría de Nervión, el museo de Bellas Artes y los rincones de las 7 calles. Para rematar nuestra buena suerte, hemos coincidido con un Bilbao en fiestas,las fiestas de Santo Tomás; un festejo que se remonta a tiempos de caseríos, cuando los inquilinos de los pueblos traían sus productos agrícolas y artesanales a la ciudad como moneda de cambio a sus señores arrendadores. Festividad que en la actualidad se aprovecha para juntarse con cuadrillas de amigos y los más jóvenes  para beber txakolis hasta perder el rabillo de las txapelas.

Por nuestra parte la hemos aprovechado para aprender cositas y costumbres de aquí, fotografiarnos y como no, dejar nuestra carta al Olentzero.

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IMG_20161220_075751.jpg– ¿Olentzero? ¿Me puedes explicar quien es este simpatico y agradecido señor?
– ¡Está bien! Atiende y apunta:

Olentzero es un señor bonachón carbonero que junto  su boina y pipa , cada 24 de Diciembre baja de las montañas para traerle regalos esos niños  y no tan niños vascos y navarros, que con ilusión han esperado su llegada y se han portado bien, todo el año o al menos las 48 horas antes de su llegada… Podría extenderme mucho más por la historia se de este ser popular, pero básicamente, ya habrás podido descubrir «pequeño saltamontes», que se trata de un representación similar a El Apalpador, o también Pandigueiro, de Galicia; el L’Anguleru, de Asturias; el Tientapanzas, de Écija; el Tió de Nadal, de Cataluña y Aragón, personajes con arraigo de la mitología popular navideña.

Y si tanto festejo popular no hubiera sido suficiente,  fuimos abducidos y rodeados como turistas distraídos por un corro de personas mayores que nos brindaban al son de sus txirulas (flautas), tamboriles y  acordeones, su baile regional ; mientras danzaban y giraban sus queridas vestimentas populares, con sus manos en alza y sus calcetines de lana blanca.

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¡Vivan las sanas costumbres y que nunca se pierdan  las adorables tradiciones!

Y sin más nos despedimos de Bilbao, ciudad de la ría, el Guggenheim y otros muchos rincones más con encanto

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Gabon Amigos.

3 comentarios en “Desde Deba a los pies del Guggenheim

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  2. Nelly Visconti

    Hermosa descripción, conmueven los recuerdos que se agolpan. Deba, el albergue en la estación de trenes, Markina, el Convento en Sábado de Gloria, y el albergue en Altamira, Bilbao. Una «marmitako» de antología… Gracias!!!

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